¿Cómo influye el hecho de jugar un tiempo extra en el rendimiento de un jugador de fútbol?
Los partidos de fútbol se componen de dos períodos de juego de 45 minutos.
En los torneos de eliminación única (Knock-Out: KO), como las rondas finales de la Copa Mundial de la FIFA, en caso de empate al final de los 90 minutos obligatorios, se añade un período de juego adicional de 30 minutos, llamado tiempo extra, para decidir el ganador del partido.
Es muy probable que durante una temporada, la mayoría de los jugadores no jueguen este tiempo extra. Sin embargo, este tiempo extra en el juego tiene un impacto en el resultado final del partido.
Dos estudios han analizado cómo jugar la prórroga influye en el rendimiento físico y técnico-táctico de los jugadores.
El primer estudio analizó el impacto del tiempo extra para la distancia total cubierta por los jugadores de fútbol y la distancia cubierta a baja (<11.0 km.h-1), media (11.1-14.0 km.h-1) y alta (>14.1 km.h-1) intensidad, la velocidad máxima, el número de sprints, y el número de acciones de baja, media y alta intensidad.
La muestra estaba compuesta por 99 jugadores que jugaron 6 partidos con prórroga en la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014.
Los resultados revelaron que hay una pérdida de rendimiento que va del 15% al 20% con todos los indicadores analizados al comparar el rendimiento de la primera mitad del partido con la prórroga.
Como ejemplo, el número de metros por minuto cubierto a alta intensidad es de 29,5, 24,19 y 23,61 en el primer y segundo tiempo, y en el tiempo suplementario respectivamente.
La distancia total en la primera mitad de los partidos es de 110,52 metros por minuto y en la segunda mitad y en el tiempo suplementario 97,12 y 98,76 respectivamente. La velocidad máxima va de 26,72 km.h-1 en el primer tiempo a 24,06 km.h-1 en el tiempo suplementario.
La pérdida de rendimiento también es similar en todas las posiciones.
La segunda investigación estudió la influencia del tiempo extra en el rendimiento de los jugadores en cuanto al número de pases, tiros, regates y pases de centro realizados y su tasa de éxito.
La muestra estaba compuesta por 18 partidos jugados en 2010 a 2014 por equipos de élite europeos.
Los partidos se dividieron en 8 periodos de 15 minutos (P1: 0-15 min. P2: 16-30 min. P3: 31-45 min. P4: 46-60 min. P5: 61-75 min. P6: 76-90 min. P7: 90-105 min. y P8: 106-120 min.).
Los resultados sugieren que si comparamos P8 con P1, el número total de pases (102 vs. 71) el porcentaje de pases exitosos (88 vs. 61) y el número de regates exitosos (72 vs. 64) son significativamente más bajos.
Además, el tiempo de juego efectivo es menor en P8 que en P1 (598 vs. 504 segundos). No se observaron muchas diferencias con los otros indicadores.
Estos dos trabajos de investigación sugieren que no se debe realizar una preparación física específica para mejorar el rendimiento del equipo en el tiempo extra.
Debido al limitado número de partidos en los que se juega la prórroga, no parece apropiado prepararse para esta situación que tiene lugar unas pocas veces.
Lo más importante es que puede comprometer la adaptación que permita mejorar el rendimiento en los 90 minutos anteriores del partido.
Los entrenadores podrían utilizar las sustituciones para mantener el rendimiento del equipo durante la prórroga o preparar a los jugadores para dominar diferentes escenarios de competición en los que tienen que acelerar o ralentizar el ritmo del juego.
También sería recomendable un cambio en el reglamento para permitir sustituciones extras en los partidos en los que se juegue la prórroga.